Habían pasado poco más de 4 meses desde que volvimos de nuestro primer viaje a Nürburgring y sin darnos cuenta, allí estábamos de nuevo mi hermano Luis y yo, pero esta vez acompañados de 10 amigos que sin dudarlo quisieron vivir en primera persona la increíble experiencia de rodar en el circuito más largo, complicado y deseado del mundo.
Algunos de nosotros, aprovechando la festividad del día del Pilar en España, llegamos a Nürburg el jueves por la tarde, lo que nos permitiría aprovechar la mañana completa del viernes para hacer varias excursiones.
El viernes, tras un buen desayuno, hicimos nuestra primera parada en Ring Werk, museo situado junto a las instalaciones del trazado del circuito de GP cuya exposición alberga algunos ejemplares de los coches (F1, turismos y DTM) y motos de carreras mas emblemáticos que han pasado por el circuito a lo largo de su historia. El precio de la entrada es de 9 € y además del acceso a la exposición, te permite competir de forma virtual contra otros visitantes en el divertido simulador de camiones de carreras.
Tras la visita al museo aún disponíamos de tiempo libre, así que decidimos hacer una visita al complejo empresarial situado a escasos metros de la recta principal del circuito en el que se encuentran algunos de los mejores preparadores y fabricantes de componentes para coches de carreras de Europa. Como es habitual, por allí se dejan ver los coches, tanto de calle como de carreras, que son puestos a punto en el Ring para ser los más rápidos. En esta ocasión, tuvimos la fortuna de ver en las instalaciones de Raeder Motorsport las primeras unidades recién terminadas del nuevo Porsche GT3 Cup que coparán la parrilla de la Porsche Cup 2018. Allí permanecimos inmóviles más de 10 minutos observando y comentando los detalles de su imponente estampa.
A la hora de la comida improvisamos en Zur Nürburg, uno de los restaurantes situados junto al castillo. No teníamos ninguna referencia de qué tal se comía allí, pero nos gustó mucho. La carta era variada y de calidad, y nos sentamos en una mesa junto al ventanal del mirador que tenía unas vistas panorámicas impresionantes. Por lo general, los precios de comer o cenar en Nürburg y alrededores son bastante asequibles.
A las 16:00 nos esperaba el equipo de RSR Nürburg en sus instalaciones, donde teníamos reservadas 2 unidades de Fiesta ST 180 CV, un Clio RS 200 CV, un Scirocco GTS 220 CV y 2 unidades de Megane RS 265 CV, y donde nos juntamos también con los demás integrantes del grupo que llegaron a Nürburg el viernes a mediodía.
Al llegar allí ya teníamos nuestros coches en posición y listos para entrar en pista, pero antes de colocarnos el casco y poner rumbo al circuito, recibíamos un completo briefing en el que se exponen las normas que se deben respetar en el circuito así como las situaciones que se deben evitar, el cual personalmente considero imprescindible, pues el hecho de recibirlo o no puede marcar la diferencia entre tener un incidente en pista o disfrutar de una conducción en el circuito sin contratiempos.
Ya con las ideas más claras y los corazones latiendo a mil por hora, por fin nos montamos en los coches y nos dirigimos a la entrada del circuito. Es la hora de la verdad y con una mezcla entre miedo, nervios y adrenalina, los primeros conductores abren la barrera y entran en pista decididos a disfrutar hasta el último centímetro del trazado. Reconozco que la sensación de verse allí metido por primera vez es alucinante. Alguno de los integrantes del grupo no solo no había entrado nunca en el Ring, sino que era su primera vez en un circuito. ¡Olé!
Y ahí comienza todo. Una vez que finalizas una vuelta te pones inmediatamente en la cola para entrar en la siguiente, intentando memorizar las curvas más complicadas y con la firme intención de atacarlas con mayor velocidad y decisión.
El viernes, el circuito solo abría durante 2 horas, por lo que algunos pudieron dar dos vueltas y otros solo pudimos dar una, pero el sábado abría de 8:15 a 19:00, así que a priori disponíamos de “tiempo de sobra” para completar un total de 6 vueltas cada uno.
Después de una intensa jornada nos fuimos a cenar a Pistenklausse, el restaurante más emblemático de Nürburg. Allí nos pusimos morados a comer su estupenda carne a la piedra mientras intercambiábamos nuestras experiencias durante esa misma tarde en el circuito.
El sábado por la mañana decidimos madrugar para rodar las primeras vueltas con el menor tráfico posible, pero a pesar de recoger los coches a las 8:00 en punto y llegar pronto al circuito, la aparición de una densa niebla que impedía una buena visibilidad retrasó más de media hora la apertura del mismo por motivos de seguridad, por lo que a todos los conductores que madrugamos nos tocó esperar. En cuanto el circuito abrió, hubo algunos valientes que decidieron probar la pista, pero la mayoría decidimos esperar a que el sol secara un poco más el asfalto, el cual estaba completamente húmedo a causa de la niebla. Yo en ese momento estaba a los mandos de uno de los Fiesta y retrasé mi entrada todo lo que pude. Cuando por fin entré, los primeros kilómetros del circuito estaban en buenas condiciones y se podía ir a buen ritmo, pero a medida que avanzaba por el trazado, la sombra de los árboles mantenía la humedad en el asfalto haciendo que la conducción fuera más peligrosa debido a los constantes cambios de adherencia. Por supuesto, esto provocó algunos incidentes y sucesivos cierres de pista.
A mediodía las condiciones de la pista habían mejorado bastante y me tocaba entrar con el Megane RS. Nada más pasar la zona de conos del inicio pisé a fondo el acelerador y me di cuenta de que la vuelta prometía ser rápida. Durante la primera sección me dediqué a coger el punto al chasis y a los frenos y en cuanto llegué a la bajada tras la curva del puente de Yokohama empecé a darle zapatilla. En ese momento llevaba un Corvette ZR delante y un M3 E92 detrás y al continuar la pista ligeramente húmeda, yo podía abrir gas mucho antes que ellos lo que me permitía aguantar su ritmo sin problema en las zonas de curvas enlazadas. Tras pasar Berwerk, el Corvette sacó toda la caballería y poco a poco empezó a desaparecer de mi vista, pero el Megane seguía empujando como un jabato. Su comportamiento me sorprendió muchísimo, hasta tal punto que me estoy planteando seriamente el hacerme con uno para track days...
Como el día era soleado, muchos aficionados que viven en los alrededores quisieron aprovechar para acercarse a dar unas vueltas y esto provocó que se incrementara mucho el tráfico en pista (se registraron picos de hasta 240 coches rodando de forma simultánea), lo que a su vez incrementó el número de incidentes y los correspondientes cierres de pista. En algunos momentos llegué a pensar que no nos daría tiempo a todos a completar las 6 vueltas, pero finalmente in extremis, todos nosotros pudimos completarlas.
Para celebrar que todo había salido bien, esa noche nos quisimos dar un homenaje y nos fuimos todos a cenar a Pinocchio, el restaurante más famoso de Adenau. Este restaurante destaca especialmente por el generoso tamaño de sus pizzas y de los platos de pasta, los cuales además son de muy buena calidad. Además, el precio de la cena fue de unos 10 € por persona, por lo que su visita una vez que estás allí es casi obligatoria.
Al día siguiente, cada uno de nosotros ya tenía que regresar a su destino. Algunos cogían el avión por la mañana y otros por la tarde, así que a los que nos dio tiempo quisimos despedir el viaje a lo grande con una tanda de karts en el karting indoor (Kartbahn) que hay junto al circuito GP. Allí los karts son eléctricos y casi ninguno de nosotros habíamos probado esta modalidad. Sin duda su comportamiento nos sorprendió gratamente a todos, pues la entrega de par inmediata de sus motores eléctricos nos daba mayor libertad para jugar con el eje trasero en las curvas cerradas sin acusar esa pérdida de empuje tan característica en los karts con motor de gasolina. Fue el broche de oro a un fin de semana espectacular.
Definitivamente, esta primera edición del Imarti Nürburgring Experience ha sido todo un éxito. El buen ambiente que ha reinado en el grupo durante todo el fin de semana y la satisfacción de haber rodado en el Infierno Verde, nos ha dejado a todos un sabor de boca que va a permanecer durante mucho tiempo.
¡Si te gustaría apuntarte a nuestro próximo viaje a Nürburgring, no dudes en ponerte en contacto con nosotros!
