No importa las veces que vayamos al Ring. En cada viaje llevamos la misma ilusión y las mismas ganas que si fuera el primero porque nunca deja de sorprendernos. Algo que solo se puede explicar viviendo la experiencia en primera persona.
En esta ocasión acudíamos un grupo de 10 personas, cada uno de diferentes puntos de España y algunos de nosotros ya asiduos a este viaje. Y es que esta experiencia es para compartirla con gente aficionada que en solo 3 días se convierten en tus amigos, por la cantidad de buenos momentos que allí se viven.
Hasta qué punto será que el mismo viernes por la mañana, mientras hacíamos fotos en la curva de Brünnchen esperando a reunirnos con algunos integrantes del grupo que acababan de aterrizar en tierras germanas, un chico español que estaba haciendo un tour por Europa con su coche y que había hecho parada en Nürburg para rodar algunas vueltas, nos escuchó hablar español, se acercó a saludarnos y desde ese instante sin dudarlo se unió al grupo durante los 3 días, llegando incluso a darse 4 vueltas con uno de los Megane RS que teníamos alquilados para ese fin de semana.
Como siempre, la zona de los preparadores fue nuestra primera parada obligatoria. Las 24 horas de Nürburgring se celebraban el fin de semana siguiente y os podéis imaginar las joyas que ya se dejaban ver a través de las puertas y ventanas de los talleres, por supuesto sin desmerecer los “coches de calle” de los conductores más exigentes que vienen cada fin de semana a disfrutar del espectacular trazado del circuito.
El tiempo no podía ser mejor, con un cielo totalmente despejado y permitiéndonos estar en manga corta durante todo el fin de semana. A la hora de la comida nos fuimos juntando todos en la terraza de Zur Nürburg, el que para mí es el restaurante con mejores vistas panorámicas al bosque de Nürburg. Aquí ofrecen diferentes variedades de hamburguesas y schnitzel que están francamente buenos. Aviso, aunque aquí las kroketten son de aspecto similar a nuestras croquetas españolas, en realidad son una especie de masa de patata rebozada con un sabor totalmente distinto.
Después de la comilona llegaba el momento más emocionante, subirnos a los coches y entrar a rodar en el circuito. Así que nos dirigimos a las instalaciones de nuestros amigos de RSR Nürburg donde ya nos esperaban con el Ford Fiesta ST y los Renault Megane RS arrancados y en perfecto estado de revista. Es en ese momento cuando te das cuenta de dónde vas a entrar a rodar y que no hay marcha atrás. Da igual que hayas dado ya 200 vueltas… ¡es imposible contener la risa floja!
Tras recibir el briefing en castellano exclusivamente para nosotros, nos subimos a los coches y pusimos rumbo a las barreras de acceso al circuito.
Como es normal, la gente que nunca ha entrado antes a rodar en el Ring prefiere darse la primera vuelta de copiloto y sus caras y sus gestos lo dicen todo. Nada más acabar la vuelta se sienten impresionados por los peraltes, los rasantes o las pronunciadas bajadas con cambios de apoyo cuyas sensaciones nada tienen que envidiar a las de la mejor montaña rusa.
Y qué decir de cuando terminas tu primera vuelta al volante… con el pulso a mil por hora estás deseando comentar con el resto en qué zonas pudiste apretar, a quién adelantaste o qué aparatazos te encontraste en pista. ¡Es una pasada!
Además, cada uno de nosotros siempre puede subirse de copiloto con quien quiera, lo que nos permite disfrutar del Ring aún más vueltas si cabe.
Una gran ventaja de nuestra experiencia es que tenemos los coches alquilados en exclusiva durante todo el fin de semana, por lo que una vez que cada uno ha completado las vueltas que inicialmente tenía contratadas, puede volver a entrar en pista tantas veces como quiera con el máximo descuento que ofrece RSR, por lo que una vez que estás allí merece la pena aprovecharlo.
Y así lo hicimos, pues el sábado a medio día terminamos las vueltas iniciales y empezamos a dar vueltas extra como locos. Porque de verdad que una vez que lo pruebas no puedes parar. Las inmejorables condiciones del asfalto y el poco tráfico en pista hacían que entrar a rodar fuera casi obligatorio.
El Megane RS tiene una puesta a punto espectacular y cuando ya conoces más o menos el trazado puedes llegar a rodar muy muy rápido. En esta ocasión hubo vueltas que llegamos a rodar en 8 minutos bajos. Eso sí, los tiempos los sacamos siempre de las cámaras interiores, pues preferimos olvidarnos del crono y poner toda nuestra atención en la pista que es lo más importante.
En el caso del Fiesta ST, a pesar de tener menos caballos, su comportamiento es más divertido que el del Megane y es por ello que muchos lo eligen para darse algunas vueltas extra. Es un coche que se retuerce un poco más en las frenadas pero es más fácil de enderezar y eso al final se traduce en sensaciones.
Y después de unas vueltas al circuito, es turno de relajarse y disfrutar del gran ambiente que se vive en Nürburg y sus alrededores. En cualquier restaurante al que vayas encontrarás el parking repleto de súper deportivos y a sus propietarios degustando la gastronomía de la zona y compartiendo todo tipo de experiencias.
El viernes, como es tradición, cenamos la deliciosa carne del archiconocido restaurante Pistenklause, la cual viene preparada para que cortes y cocines a tu gusto en una piedra individual que nos traen a cada comensal.
El sábado, como también es tradición, nos fuimos todos a cenar las mega pizzas del restaurante Pinocchio situado en el pueblo de Adenau, donde además se puede ir de espectador a Ex-Mülhe, una de las curvas que a mí más me gustan del circuito por su fuerte frenada tras una zona muy rápida en bajada.
El domingo por la mañana, no pudimos reprimir las ganas de volver a entrar a rodar, así que volvimos de nuevo a las instalaciones de RSR a recoger los coches y darnos un par de vueltas más cada uno.
RSR está ubicado casi a las puertas del circuito, en un entorno espectacular, lo que invita además a relajarse en un espacio que tienen habilitado para los clientes a la sombra de un árbol grande que te permite ver la constante entrada y salida de BMW M y Porsche GT3 que ponen a disposición de los clientes para su alquiler.
Todos regresábamos a España el domingo por la tarde, unos desde Colonia y otros desde Frankfurt, por lo que aprovechamos a medio día para ir de tiendas, comprar algunos souvenirs y comer algo ligero antes de poner rumbo al aeropuerto.
Una vez más, éste ha sido un viaje para el recuerdo, tanto por las grandes experiencias y anécdotas vividas como por los buenos amigos que nos llevamos. Y cómo no, ya con muchísimas ganas de volver.
¡Si te gustaría formar parte del próximo Imarti Nürburgring Experience, no te lo pienses más y ponte en contacto con nosotros a través de info@imartimotorsport.com o mediante llamada o Whatsapp en el 692 068 069!
